Incidentes vandálicos y una mala organización empañan el Festimad

Un escenario mal montado, cuyo techo se elevó por los aires ante rachas de viento fuerte, causó una suspensión de cuatro horas en la segunda jornada del Festimad. Algunos asistentes destrozaron a pedradas, volcaron y quemaron un coche de promoción con evidente riesgo para el resto de asistentes. También hubo asaltos a las barras de bebida y destrozos de kioskos. La policía no entró en el recinto del concierto durante los disturbios.
El coche destrozado (FOTO enviada por el lector J. G.)
El coche destrozado (FOTO enviada por el lector J. G.)
Jorge Galocha
El coche destrozado (FOTO enviada por el lector J. G.)
Desde pasadas las nueve de la noche, hasta cerca de las dos de la madrugada, unas 30.000 personas esperaron, sin apenas recibir información, a que la música comenzara de nuevo. Los problemas comenzaron a las 21.30, cuando el viento provocó que el techo de un escenario se levantara y la rotura de un foco. Fumanchu, el grupo que tocaba en ese momento en el escenario contiguo tuvo que cancelar su actuación.

No volvió a escucharse música en directo hasta las 02.00 de la mañana en una gran explanada en la que unas 30.000 personas se iban enfureciendo a medida que las escuetas y contadas explicacioens de la organización prometían que "en poco tiempo" se solucionaría la avería.

Invasión en la zona de prensa

La sensación de inseguridad y descontrol comenzó a hacerse patente poco después, cuando la zona de prensa se vio invadida por asistentes. Un primer conato de incidente se vivió hacia las 22.30, cuando un grupo de personas se subió a la plataforma metálica en la que se mostraba un vehículo de promoción. El mismo que sería destrozado horas después.

Incidentes vandálicos

Poco antes de que la salida de Incubus acabara con los peores augurios, uno de los coches con los que la firma Toyota promocionaba su nuevo modelo había sido apedreado y arrojado al suelo desde su expositor, a más de dos metros de altura, mientras el otro era apedreado, y una caseta expendedora de tickets arrancada de sus cimientos.

Centenares de personas tomaron las barras de los bares instalados en el recinto y saquearon las bebidas
Al tiempo, centenares de personas tomaron las barras de los bares instalados en el recinto, incluido el de la "zona VIP" y de prensa, y
saquearon las bebidas hasta que el servicio de seguridad y los propios organizadores les expulsaron.

No llegaron a tiempo a la barra principal, situada en medio de la explanada, que fue destrozada por completo mientras algunos "festivaleros" bailaban frenéticamente bajo el chorro de agua que salía disparado de una cañería arrancada.

El dispositivo de Cruz Roja situado en el recinto dobló sus efectivos en previsión de posibles heridos, aunque sólo tuvo que atender contusiones y cortes de leve consideración, según su coordinador, José Ramón Delgado.

Unidades de los antidisturbios de la Policía Nacional esperaban a las puertas del recinto, pero no llegaron a entrar en el mismo. Asimismo, a la puerta, un grupo de asistentes organizó una recogida de firmas para reclamar por la organización del evento.

La música siguió tras los incidentes

Una vez que el nu-metal de Incubus empezó a calmar los ánimos del personal, la música volvió a ser protagonista del festival, que vivió su momento álgido con la salida a escena de los californianos System of a Down.

Su mezcla de metal, hardcore, hip-hop, rock neo gótico o folclore armenio provocó el delirio del público, que dio así un claro visto bueno al nuevo álbum del grupo, Mesmerize, y a los temas que adelantaron del que sacarán el próximo otoño, Hypnotize.

La electrónica de Prodigy tenía como encargo el cierre de los conciertos que se iniciaron en la jornada de ayer con acento español y los madrileños de Hamlet. Después siguieron los británicos The Eighties Matchbox con temas entre la psicodelia y el rock más duro, y el punk de Mondo Generator, banda formada de retales de Kyuss, Dwardes y Queens of the Stone Age.

La décima edición de Festimad se ha cerrado con una asistencia de 45.000 personas entre los dos días de celebración, y ha traído a casi medio centenar de grupos de rock, entre ellos algunos de los más importantes del momento, a la nueva ubicación del Parque de la Cantueña, en Fuenlabrada.

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